
La Fundación Celta ha colaborado en una acción significativa del programa Mares Circulares, iniciativa impulsada por Coca-Cola Europacific Partners para fomentar la economía circular en entornos marinos. Gracias a este esfuerzo conjunto, se ha instalado un banco muy especial en la Universidad de Vigo, fabricado con botellas de PET recogidas previamente en las limpiezas de playas y fondos acuáticos en las que han participado voluntarios, entre ellos jóvenes vinculados con nuestra Fundación.
El banco ha sido diseñado y producido por Plàstic Preciós, que ha transformado residuos plásticos marinos en un mobiliario duradero y útil. Este gesto materializa el ciclo circular: el plástico que una vez fue basura ahora se convierte en un símbolo visible del compromiso colectivo.
Para la Fundación Celta, esta contribución va más allá de lo ambiental. Nuestra misión es promover valores entre la juventud a través del deporte y la solidaridad, y entendemos que participar en Mares Circulares es una consecuencia natural de ese compromiso educativo y social. No es un proyecto medioambiental puro, pero sí una extensión valiosa de nuestra labor: entrenar a jóvenes no solo para el juego, sino para la vida.
Además, esta acción refuerza algunos de los pilares que promovemos en nuestra comunidad celtista: el trabajo en equipo, la responsabilidad con el entorno, la superación y la implicación activa en la sociedad. Ver cómo ese PET transformado descansa sobre un banco en un campus universitario es una forma concreta de recordar que nuestras acciones tienen impacto, y de que cada voluntario cuenta.
Queremos trasladar nuestro agradecimiento a todos los jóvenes que participaron en las jornadas de recogida, a Plàstic Preciós por su tecnología y visión, a Coca-Cola Europacific Partners por liderar el programa Mares Circulares, y a la Universidad de Vigo por acoger este banco simbólico.
Con esta iniciativa, la Fundación Celta subraya su compromiso con el crecimiento personal, la comunidad gallega y la preservación de nuestro entorno. El banco no es solo un lugar para sentarse: es un testimonio de solidaridad, reciclaje y esperanza.

